Aún es temprano para análisis. Por ahora solo hay, gracias
a la intervención de Su Santidad Francisco, un acuerdo entre Cuba y EEUU para mejorar
las relaciones. Será necesario ver qué ocurre después. Sin embargo, hay
lecturas interesantes en un anuncio histórico. Por una parte, Barak Obama hace
del levantamiento de un fallido intento por desmoronar los cimientos de la
revolución – el bloqueo – una victoria. Le lava el rostro a su país frente a América Latina y otros necios que han creído
la justificación que del bloqueo ha hecho Cuba para lavarse las manos por el
fracaso del modelo comunista. Cuba por su parte, a sabiendas de la precariedad
económica de Venezuela y la imposibilidad real de seguir disponiendo del dinero
venezolano a su antojo, reconoce que no puede encarar otro periodo especial. Busca
ayuda en el país que por ahora es el más poderoso del mundo, les guste o no.
Algunos analistas han comparado este
anuncio con la caída del muro de Berlín. El fin del muro caribeño y de una
visión distorsionada de EEUU por parte de los demás países latinoamericanos.
Cuba cae, ciertamente, por las mismas razones que lo hiciera hace más de 20
años la URSS: se encuentra económicamente asfixiada frente a la inevitable bancarrota
de Venezuela. El gobierno de Washington solo empuja al borracho, para que su borrachera
le tire al suelo. Los otros países “aliados” de ese delirio llamado ALBA son
incapaces – o las fuerzas internas se lo impiden – de mantener a Cuba como
Venezuela lo ha venido haciendo. Creo, de hecho, que de no haber aparecido
Chávez en el horizonte, regalando nuestro dinero a cambio de apoyo político,
Cuba hubiese transitado este mal trago hace 15 años.
Con la caída del comunismo en Cuba
(o la apertura hacia un modelo semejante al de China y Vietnam) se plantea un
nuevo escenario en las relaciones de EEUU con sus hermanos americanos.
Abandonar un esquema indudablemente fallido, el bloqueo, lava el rostro
estadounidense frente a una región que, quiéranlo o no, necesita unirse frente
a los retos del presente, en el que los mercados se definen por bloques
regionales. Creo que EEUU no desea ceder a los chinos o incluso, a la UE, los
mercados emergentes latinoamericanos. América Latina por su parte, puede
encontrar en EEUU un aliado muy poderoso. Y puede que sea ésa la visión a largo
plazo del presidente Obama: reconstruir la obra inconclusa del expresidente Clinton:
el ALCA. Obviamente, habrá que ver si en efecto lo logra.
¿Y nosotros? Eso es tema para otro
análisis.