¿Será que el gobierno
está entrampado en su propio desastre? No crea el lector lo que no es. La pésima
gestión es premeditada. Desde que Chávez llegó al poder, el único propósito de
la revolución ha sido desmantelar las estructuras que soportaban al agónico
Estado democrático. No es nuevo, como nada de lo que estos nuevos hombres con
sus nuevas ideas y sus nuevos procedimientos trajeron al país, y, desde hace
años, se le conoce como tierra arrasada.
Como suele ocurrir,
después de destruir, no pueden construir. No saben cómo. No saben siquiera por
dónde empezar. Pero la gente, que ni para limpiarse el culo consigue papel en
los mercados, se desespera. Al fin de cuentas, en medio de la retórica
bobalicona de los izquierdistas y del gobierno izquierdista que nos rige, la
gente espera de sus gobernantes tan solo calidad de vida. La felicidad, que
hasta un ministerio tiene, es, desde luego, cosa de cada quién y no del
gobierno. Claro, quienes entienden al gobierno y al Estado como unos
totalitarios, hasta la felicidad tiene un ministerio del poder popular.
Pero no crea que son
todos memos, ciegos y dogmáticos, creyendo en un modelo que ya en la década de
los ’70 había fracasado; porque oportunistas, sinvergüenzas y por qué dudarlo,
uno que otro pragmático bien intencionado, también los hay en la acera del
chavismo. Y, bien porque estén preocupados por perder sus prebendas, bien
porque entiendan que las cosas deben cambiar (¿para seguir igual?), imagino que
ya ven a Maduro como una penca de pescado pasado, que por fétido, nadie quiere
trastear.
No dudo, y lo digo así
porque no me consta, que en el Psuv, y aun en el ejército, que en estas tierras
es muy grave, estén más que preocupados por este, el peor presidente, y por el
suyo, el peor gobierno que este desventurado país haya padecido, y, debo
decirlo, malos, y aun pésimos, los ha tenido de sobra Venezuela. No dudo pues,
que entre ellos, para salvar pellejos, o pescuezos, y aun para enmendar, estén
tratando la transición tanto como la MUD.