lunes, 18 de abril de 2016

La tormenta que viene


Mientras el gobierno arenga sobre prouducir, sus políticas, en cambio, castigan toda iniciativa productiva. No creo que sea casual. Este gobierno - ¿o régimen? - ha basado su proyecto en dos pilares: la depauperación sistemática y la propaganda. La primera busca tener una poblacion sojuzgada a través de penurias y calamidades. La segunda, más que excusar su ineficiencia, crear una amenaza latente, un enemigo que reúna al pueblo en  torno suyo. 
Esto lo sé no porque sea brujo. Lo sé porque es una receta muy vieja. Castro le vendió a Chávez la idea de hacer pasar penurias a los ciudadanos para esclavizarlos. Y no le falta razón al dinosaurio antillano. Esta Venezuela revolucionaria me recuerda mucho a la Oceanía de “1984”. Me veo como a Winston Smith, bebiendo un licor malo en un bar depauperado.
Nuestra cotidianidad no es hostil porque el gobierno sea ineficiente. Lo es porque al gobierno le interesa que así sea. Mientras padecemos penurias, la élite se entroniza. Esa fórmula la han aplicado todos los regímenes con vocación totalitaria. Algunas voces opositoras arguyen que “debemos aguardar a las elecciones regionales” y de ese modo, “crear un nuevo mapa político” que nos permita “redefinir las correlaciones de fuerzas”. Yo, ciudadano común y corriente que ha visto su vida empobrecerse y hostilizarse, les pregunto, ¿qué esperan de nosotros? ¿Imolarnos para asegurarle a otra élite su acceso al poder?
Eso no va a pasar. La gente solo va a buscar salidas en otros sectores, aun cuando sean tan solo espejismos. Y sin dudas, de alguno emergerá un caudillo que va a abrir la celda de Leopoldo López, en efecto; pero no para liberarlo, sino para encerrar también a Maduro. Yo no lo deseo, pero lo que un simple ciudadano como yo desee importa muy poco ahora. Si ese caudillo vende la ilusión de una transición, ¿qué creen que va a suceder?
El país está muy mal. La gente está padeciendo penurias que no se vivían desde hacía mucho. Un punto de quiebre parece inevitable. El problema no es que ocurra, sin embargo. Lo que realmente preocupa es cómo ha de suceder.

Creo que la MUD y el GPP están obligados a reeditar un nuevo Pacto de Puntofijo, si de verdad quieren sobrevivir a la tormenta que viene. No obstante, la estupidez humana no deja de asombrarnos, tristemente.