miércoles, 1 de julio de 2009

La soledad de América Latina

Un artículo de Xavier Sala I Martín manifestaba la soledad en que hoy se encuentra Venezuela (Venezuela está sola. La Vanguardia. España. 17/06/2009). Sus palabras truenan ahora que la OEA rechaza apriorísticamente los sucesos ocurridos en Honduras.
La OEA se ha transformado en un club de gobiernos, que, al parecer, buscan defenderse ellos y no los intereses reales de los Estados que rigen. Da asco ver como, en vez de detenerse un instante a analizar concienzudamente el caso hondureño, apoyaron precipitadamente al presidente Manuel Zelaya, obviando los acontecimientos que dieron origen a los hechos conocidos por todos a través de los medios. Omitió pues, el ente panamericano, que el poder judicial hondureño ordenó restablecer el estado de derecho, quebrantado por él apenas horas antes.
Los gobiernos de los Estados miembros dejaron a un lado valores democráticos con esta decisión precipitada. En vez de fortalecer las democracias del hemisferio, las debilitan, hipertrofiando el presidencialismo. Y bien se sabe que el exagerado presidencialismo en estas regiones siempre conduce a tiempos pretéritos, como ocurre hoy en Venezuela.
Con su fallo, la OEA desdibuja la figura presidencial. A caudillos mesiánicos como Chávez los erige en reyezuelos, cuyo único interés en el órgano interamericano se centra en la conformación de un club de amigotes, dispuestos a defenderse todos a la hora de burlar las leyes. Siendo victimarios, la OEA los inviste como víctimas.
La historia oficial relata que contra Chávez se perpetró “un golpe de Estado” en abril de 2002, cuando en realidad se le imputaban 19 muertos y más de un centenar de heridos, hecho éste que aceptó, como lo dijo en esa oportunidad el único protagonista de esa tragedia que nunca fue investigado: el general en jefe Lucas Rincón Romero. Ahora es Zelaya, quien burlándose de la ley hondureña y de los demás poderes constituidos, acusa a los militares de perpetrar un “golpe de Estado” y, con éstos, al Congreso y Tribunal Supremo hondureños.
La actitud de la OEA sugiere que el único delito de Hitler fue perder la guerra. Todas las atrocidades cometidas por el régimen nazi se ajustaban al estado de derecho imperante en Alemania entonces, incluyendo las leyes de Nuremberg, que “legalizaron” la “solución final”. El organismo panamericano parece preocuparse sólo por el origen democrático de los presidentes y muy poco por su comportamiento posterior. Su conducta durante los sucesos de abril del 2002 y ahora con el caso hondureño lo confirma.
Preocupa el destino de los venezolanos, los hondureños, los bolivianos, los ecuatorianos, los nicaragüenses y quién sabe cuántos otros más, gobernados por reyezuelos a quienes la OEA les garantiza su estabilidad en el poder, aunque violen sistemáticamente la ley, como lo han hecho Chávez y Zelaya. Razón tiene pues Xavier Sala I Martín: Venezuela está sola… ¡América Latina está sola!

Francisco de Asís Martínez Pocaterra
C.I. 9.120.281
Abogado