domingo, 2 de octubre de 2022

 

            Una opinión taimada

Sé que a muchos, a la inmensa mayoría del país, todo triunfo del régimen causa indigestión. Sin embargo, si algo debemos conservar ahora es la calma y la cordura y la disposición a tragar sapos.

Liberaron a los dos muchachos presos. Un intercambio por siete prisioneros estadounidenses. Al parecer, cinco son exfuncionarios de Citgo, y otros dos, uno acusado de participar en actos de terrorismo y el otro detenido en enero de este año, como lo refiere una nota de EFE (recogida por Noticiero Digital). Mucho se ha especulado sobre esto, aun cuando es muy pronto para realizar análisis serios. No obstante, sin pensárselo mucho, la mayoría lo rechaza. Otros, en cambio, anuncian noticias venturosas. En todo caso, no sabemos qué implicaciones conlleve todo esto. Es, como se dijo, apresurado aventurar presagios.

            Sin embargo, sí podemos ver las circunstancias en la que este intercambio ocurre. Lo primero que debemos decir es que el presidente de Estados Unidos, como cualquiera otro, posee la potestad de conceder indultos, y sus motivaciones no tienen mucho que ver con nuestras frustraciones e iras, que sin dudas son solo nuestras. Aquellos que se aventuran a asegurar que Joseph Biden violó la separación de poderes solo escupen su encono, el que, ciertamente, siente la nación. No obstante, es su prerrogativa y como se advirtió, responde a intereses de su nación y no a los nuestros.

            Los dos muchachos, reos sentenciados, no son piezas claves en el concierto geopolítico venezolano, como sí lo es, sin dudas, Alex Saab. Si el presidente Biden lo libera o no es un asunto meramente especulativo. No lo sabemos. Por lo tanto, salvo por el reencuentro de los sobrinos con sus familiares, no es su liberación un tema que beneficie en términos pragmáticos al régimen de Nicolás Maduro, como lo sería la del empresario colombiano detenido en Cabo Verde. Los siete estadounidenses, de los cuales cinco fueron emboscados por el régimen venezolano con ardides poco éticos, de acuerdo a la nota de prensa ya citada antes, no representan tampoco para Estados Unidos un éxito. Si se quiere, hubo un intercambio de prisioneros menores, sin mayor importancia para cada uno de los dos gobiernos. Al menos, eso parece.

            Por ello, asegurar, como lo hace la Agencia EFE, que Maduro ganó en este round es, por lo demás, temerario. Cabe destacar que el tono fue curiosamente parco en la misiva oficial del gobierno venezolano sobre el intercambio. Se limitó a señalar la liberación de «dos jóvenes apresados injustamente», sin detallar sus nombres. No ha habido, cuando menos hasta hoy, mayores festejos, salvo los que supongo tendrán en el seno familiar.

            Quizá tenga razón el senador estadounidense Marco Rubio, de quien no soy fanático, lo reconozco, al mencionar el pésimo precedente que ha ofrecido la administración Biden. No dudo que, pese a la aparente victoria por haber liberado a los siete estadounidenses, de los cuales cuatro eran igualmente venezolanos, el precio sea la derrota de su partido en las venideras elecciones del medio término. No olvidemos que Jimmy Carter, presidente entonces, logró la liberación de los diplomáticos estadounidenses secuestrados por el régimen fundamentalista iraní tras el derrocamiento del Sha Mohammad Reza Pahlaví​​​ en 1979, y, sin embargo, fue derrotado en las elecciones de 1980. 

            No me atrevo a especular. Solo confío que esto sea el preámbulo de unas negociaciones serias, y que el intercambio haya sido tan solo un acto de buena voluntad para que el régimen venezolano retorne a la mesa de diálogo con mayor seriedad de la que hasta ahora ha demostrado. Imaginamos, creo yo, algunos, porque por ahora solo eso podemos, que los canales conduzcan a un acuerdo provechoso entre las partes, uno que no prime los intereses y privilegios de unos cuantos, sino a toda la nación. Creo que tanto los agoreros, cuyo encono es, en todo caso, justificable, como igualmente los optimistas, que supongo también tendrán sus propias razones, adelantan juicios, y que es pues, demasiado temprano para digerir del todo lo que está ocurriendo.