domingo, 16 de marzo de 2008

África Latina

La información recogida en las computadoras de Raúl Reyes podría complicarle la vida a Chávez. Quizás por eso, hoy, mientras Juanes le cantaba a la paz, el comandante de la revolución descalificaba las pruebas procedentes de las laptops de Reyes. Sobre todo porque expertos de la INTERPOL analizan su contenido y, según la revista Semana (¿La prueba reina?, 03/15/2008), los peritos confirmaron que en efecto, pertenecían al guerrillero abatido y que su obtención se hizo conforme a la ley.
Como dijo Carlos Alberto Montaner, la reciente cumbre del Grupo de Río pareció una reyerta de muchachos durante el recreo escolar. El presidente Álvaro Uribe hizo graves acusaciones en contra de los mandatarios de Venezuela y Ecuador y un simple apretón de manos no puede acallar hechos de tal gravedad que arriesgan la estabilidad de todo el hemisferio. INTERPOL ya posee las tres computadoras. Hay que aguardar la sanción de los expertos para iniciar las actuaciones judiciales ante la Corte Penal Internacional. Sin embargo, el sistema interamericano puede y debe actuar de inmediato. La estabilidad de la región está en peligro y todas las naciones desde el Canadá hasta Argentina tienen la obligación de ver con seriedad las potenciales amenazas al hemisferio occidental.
¿Qué esperamos? ¿A que el continente padezca la suerte de los países africanos? Quien crea que esto parece exagerado, ignora la gravedad que supone la exportación de las revoluciones. Eso ocurre a diario en las naciones africanas. Gobiernos apoyan guerrillas de países vecinos, porque conviene a sus intereses.
La Segunda Guerra del Congo (1998-2003) revela la gravedad de lo que podría ocurrir en la región si no actuamos a tiempo. La Guerra del Coltán – como también se le conoce – incluye diversas fuerzas procedentes del propio congo y de países vecinos. Se cuentan en primer lugar, las tutsis, formadas por fuerzas regulares de los ejércitos de Ruanda y Burundi, así como milicias creadas por la etnia tutsi banyamulengue, y las fuerzas rebeldes llamadas Reagrupamiento Congoleño para la Democracia o RCD (dominadas por los banyamulengues). En segundo lugar, las hutus, integradas por los hutus, autores del genocidio de 1994, rebeldes burundeses que intentan derrocar a su gobierno, hutus congoleses y milicianos Mai Mai. En tercer lugar, las ugandesas, que involucran al ejército nacional ugandés y varios grupos apoyados por este país, tales como el “Movimiento de Liberación del Congo”. Y por último, las Fuerzas del gobierno de Kinshasa (Kabila), que incluyen al ejército nacional del Congo, grupos enemigos de los Mai Mai, y naciones aliadas como Zimbabwe, Angola, Chad, Sudán y Namibia.
Cien mil forajidos procedentes de las pandillas Maras ya son causa de inestabilidad para los Gobiernos centroamericanos. En el pasado, Castro, que ha embestido variadas veces con el mismo peñasco, intentó en vano exportar su revolución. Por eso, desde que tomó el poder, comenzó a organizar y promover guerrillas en América Latina primero a través de Che y, luego de su muerte, por otros medios. Apoyó u organizó grupos rebeldes en Guatemala, Nicaragua, Perú, Colombia, Venezuela y Argentina. Todas estas tentativas revolucionarias fracasaron pero en algunos casos, sentaron las bases de movimientos guerrilleros posteriores, como el nicaragüense Frente Sandinista de Liberación Nacional y los Tupamaros uruguayos.
Imaginemos que el gobierno venezolano, rector de uno de los mayores productores de petróleo del mundo, deseoso de internacionalizar su proyecto revolucionario, financie a las FARC (como lo sugieren las pruebas procedentes de la laptop de Raúl Reyes). La estabilidad del gobierno colombiano comenzaría a decaer en el mediano plazo. Sobre todo si el presidente venezolano corona su anhelo de gobernar en forma vitalicia. Sería cuestión de tiempo que otros grupos rebeldes cercanos al credo marxista del gobernante venezolano socavasen las bases de los gobiernos de Perú o México, para citar sólo a dos de las posibles víctimas. En especial si logra la cooperación del presidente ecuatoriano (al que las computadoras de Reyes también parecen incriminar), Evo Morales, Cristina Kirchner y, por qué negarlo, de algún eventual gobernante brasilero más osado que Lula Da Silva. No podemos despreciar la chequera del actual mandatario venezolano. Menos hoy, que el barril de crudo supera los cien dólares.
La OEA enfrenta un reto esencial. La próxima reunión de cancilleres, donde coincidirán Condolezza Rice y Nicolás Maduro (distanciados por la vasta experiencia académica y política que ella posee y que él carece), debe tratar el tema de la posible africanización del continente. A ninguno de los Estados miembros del sistema interamericano le puede convenir tal desgracia. Quizás Chávez o algún otro pichón de dictador al estilo africano crea conveniente tal desatino (porque un pueblo miserable resulta mucho más obediente que uno aburguesado y educado). Las acusaciones del presidente Uribe son tan graves que le exceden a él y a sus homólogos de Ecuador y Venezuela y los gobiernos serios de este hemisferio están obligados a evitar que mañana sea muy tarde.
Creo que Estados Unidos y Canadá deben retomar el ALCA e impulsar el desarrollo de las naciones latinoamericanas. Pero no por razones altruistas, que desde luego también son válidas y por supuesto bienvenidas, sino por razones de la seguridad interna de esos países. Las pandillas Maras surgieron de los inmigrantes ilegales que entran caminando a los Estados Unidos. Un muro no va a impedir eso ¡Por Dios! La única salida a estas desgracias es una alianza estratégica entre todas las naciones americanas que permita su desarrollo sustentable e impida el surgimiento de caudillos como el comandante de la actual revolución venezolana.

domingo, 2 de marzo de 2008

Basta de tanta irresponsabilidad

Esto parece el mundo Bizarro. Hoy, la senadora Piedad Córdova ha dicho que la eventual muerte de Ingrid Betancourt (si no lo está para este momento) sería culpa de Uribe. Entonces, si unos hampones retienen a los clientes de un Banco en un atraco y asesinan a todos o a uno, es responsabilidad del banqueo porque no se dejó robar. Esto es absurdo y ridículo, como lo es el minuto de silencio que Chávez le ofreciera al terrorista Raúl Reyes y el desplazamiento de tropas, aviones y para uno de contar, ordenado hoy en el show dominical que dirige al estilo “Sábado Sensacional”, nuestro führer criollo. Sin embargo, luce mucho más grotesco que las fuerzas vivas del país no hayan mandado a callar al señor Chávez como lo hiciera el Rey de España en la Cumbre Iberoamericana pasada. Sabemos que su alharaca es eso, producto de la desesperación porque Uribe está ganando la guerra contra la guerrilla colombiana.
Mañana lunes, el dólar seguramente abrirá en alza (probablemente muy elevado) porque al señor que por ahora ejerce la primera magistratura nacional al parecer le dolió más el asesinato de Raúl Reyes que las condiciones de vida en las que viven cientos de personas, secuestradas por las FARC, incluyendo muchos venezolanos. Me sorprende la irresponsabilidad colectiva ante una conducta tan imprudente que raya en lo criminal. Y mañana lunes, los anaqueles de los supermercados y bodegas populares continuarán desprovistas, los hospitales funcionando en condiciones en verdad precarias, el hampa desatada y el presidente, en vez de ocuparse de los problemas que enfrentamos, dedica el tiempo a ofrecer minutos de silencio por terroristas o inmiscuirse en un asunto que al fin de cuentas, corresponde a los gobiernos de Ecuador y Colombia solucionar.
Empresarios, sindicatos, gremios, pueblo en general y, desde luego, las Fuerzas Armadas estamos obligados a detener esta demencia en la que este gobierno (todo y no sólo el teniente coronel con ínfulas de héroe de la guerra federal) nos ha encausado. No basta tratar al jefe de la revolución como un loco (aunque no se le pueda decir que está enfermo), como parecen hacerlo sus ministros e incluso, ése que según Heinz Dieterich domina la nueva clase política y que no escatima esfuerzos para adular, el teniente Diosdado Cabello.
Basta de tanta insensatez. Esta ridiculez que resultaría hasta jocosa si no fuera por las desgracias implícitas, tiene que parar. A mi – y estoy seguro que a la inmensa mayoría de los venezolanos – nos importa un bledo la muerte de Raúl Reyes. Como católico, espero que de su alma se ocupe el Señor, porque Su justicia es perfecta. En lo que a mí concierne, exijo del gobierno venezolano responsabilidad y atención a las demandas que la nación hace. La ideología política de los personeros del gobierno bien se la pueden meter por el culo (yo sí puedo decirlo, porque ellos trabajan para nosotros, el pueblo de Venezuela), porque bien se lo dijo el electorado el pasado 2 de diciembre: no queremos esa parafernalia ideológica que no conduce a ningún lado, sino acciones serias que den respuesta práctica a las necesidades de los venezolanos. En lo que mí concierne, hagan obras porque el reloj corre y, pese al desagrado del caudillo, en enero del 2013 deberá entregar su cargo… Ojalá y entonces, obremos responsablemente.