Puede que muchos estén en desacuerdo conmigo, y
yo los respeto. No obstante, creo que la MUD lleva adelante una estrategia
torpe y que Jesús Torrealba ha resultado insuficiente para dirigir la alianza
opositora. En medio de una crisis cada vez más grave, no encuentro en la MUD
otra estrategia que no sea aplazar las soluciones hasta después de unas elecciones,
cuya celebración es un misterio. La gravedad de los problemas debe desnudarse,
no como las consecuencias de un gobierno deficiente sino como una política de
Estado tendente a someter la voluntad popular a través de una cotidianidad
hostilizada. No se trata pues, de un mal gobierno, sino de un régimen con
vocación totalitaria que, sin remilgos, busca perpetuarse en el poder para
imponer un proyecto, por lo demás probadamente fallido.
Si la MUD posee una estrategia diferente a
ofrecer soluciones infelices, como la de promover una ley que prohíba la persecución
política después de ganar las elecciones, que la plantee, porque la gente, les
guste o no, está cuestionando su conducta. La encuesta reseñada por Gloria
Bastidas (realizada por Datincorp) si bien demuestra la impopularidad del
gobierno, la MUD tampoco sale muy bien parada. Eso es muy grave. No nos
engañemos, si no surgen respuestas contundentes que le demuestren al gobierno
una masiva voluntad de cambios, ni habrá elecciones, ni diálogo ni nada que no
sea su consumación como únicos amos del poder, o, dicho en términos más
obsoletos, de vida y hacienda. O, lo que me temo, algo mucho peor, porque desgraciadamente
sí es posible estar peor.
Ignora – o se hace la tonta – la dirigencia de la
MUD al desconocer otros riesgos implícitos en su forma de proceder, y es que,
aunque intenten ser como Chávez (e imponerse a juro), la gente, que no es boba
y está perdiendo la paciencia y la fe, mirará en otras aceras, más allá de la
alianza opositora y del PSUV (que está ciertamente desgastado) y puede
entregarse sin pudor a otro salvador, a otro mesías, y bien sabemos, puede ser
peor, mucho peor. De no actuar ahora, podrían despertar dragones que pensábamos
extintos.
La unidad no es obedecer lo que diga la
dirigencia de la MUD. Eso sería seguir la senda que tanto criticaron en el
pasado y que ciertamente llevó a Chávez al poder (y que es la política que
conocen Ramos Allup y otros tantos en la MUD). La unidad exige sensatez y sobre
todo, desprendimiento de sus líderes. No se trata de egos, porque, al fin de
cuentas, muchos de ellos forman parte del status quo, mientras millones de
ciudadanos ya no podemos seguir confiando en una alianza que no ofrece
estrategias claras. No sé si en este momento convocar marchas sea prudente.
Ignoro, desde luego, si detrás de la convocatoria hay otras intenciones, pero
sé que la estrategia hasta ahora planteada por la MUD es, en primer lugar,
profundamente ingenua, y, de paso, posiblemente tan infructuosa como las marchas.