lunes, 25 de noviembre de 2013

Si uno supiera lo que el otro hace

Trato de comprender. Sin embargo, no me es fácil. Por un lado, el gobierno acusa a los sectores opositores de querer deponerlo (sin verdaderas acusaciones, salvo vagos señalamientos carentes de asidero). Asimismo, la oposición convoca a una reconciliación nacional (imposible en virtud de negarse una mitad del país de escuchar a la otra). Y fiel a mi credo, más bien ecléctico, supongo que la verdad se encuentra en algún lugar entre las dos versiones.
Cada uno entiende la realidad a su manera. O, como diría mi abuelo, cada quien mata pulgas a su modo. Y por ello, sea lo que haga la oposición, el gobierno siempre lo malentiende. Claro, su concepción de la realidad difiere mucho de lo que la otra mitad del país comprende, en especial sobre cómo debe gobernar. Y por ello, la oposición no tiene idea de lo que el gobierno pretende.
La verdad se encuentra entre una y otra idea de país, como ya lo dije. Y si bien pudo haber excluidos que resentían ciertas políticas erradas del pasado, no son las políticas del gobierno la mejor forma de solucionar los problemas de la gente pobre. Basta ver la terrible crisis económica para saber que así ciertamente no se gobierna. Hoy los pobres son más pobres y más dependientes del Estado. Y es que, de acuerdo al manual del buen revolucionario, a la gente aburguesada no le venden esa bazofia que es el socialismo.
Hay pues, una incapacidad de unos y otros para comprenderse. Y por ello, quienes gobiernan ven conspiraciones en una oposición que hace lo que ciertamente debe hacer, servir de muro de contención (cosa que ha hecho bastante mal). Y quienes se oponen a este gobierno no comprenden que para los revolucionarios no se trata de gobernar, sino de imponer el socialismo (a juro y por qué sí).
Al menos, si uno supiera lo que el otro hace, las cosas serían diferentes.


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