domingo, 17 de agosto de 2008

Farsas y pantomimas

El artículo de Carlos Blanco, publicado en El Universal de hoy (17/08/2008), refiere a la situación interna de la FAN y su aparente imposibilidad de cometer un Golpe de Estado en contra del único y verdadero sedicioso de este país: Hugo Chávez. Sus apreciaciones sobre el desmantelamiento de la institución castrense para comprar una milicia leal a su proyecto son reales. En lugar de militares hay milicianos y el profesionalismo de los oficiales es hoy cosa del pasado. El cronista puso un ejemplo para demostrar esto, por lo que comparó el profesionalismo castrense con el alguien que se considere abogado por haber hecho un curso de lectura veloz y una breve pasantía por la Universidad Bolivariana. Al parecer, el profesionalismo de magistrados y jueces ha dado lugar a milicianos del derecho, dispuestos a vender la honorabilidad de la profesión que hizo grande a Roma. Hay magistrados que son conocedores de la ciencia jurídica y aún así avalan la sentencia del TSJ sobre las inhabilitaciones o defienden la constitucionalidad del “paquetazo” de leyes recientemente aprobadas.
Sabemos que la justicia en este país se fue por el caño, para no repetir expresiones más soeces de nuestro presidente. Pero también se fueron la asistencia social y la educación y los derechos civiles. El estado de las carreteras y la prestación de los servicios públicos resultan deplorables. Y todo este deterioro se debe a la sustitución del profesionalismo por las milicias. Y en caso de desacato, las milicias son sustituidas por ignorantes leales al caudillo.
El profesionalismo ha desaparecido y en su lugar ha surgido una milicia pero ésta puede hartarse del caudillo y bien podemos recordar aquello de no creer en besos de putas. Él lo sabe, desde luego, y por ello tiene su plan B: los ignorantes leales. Chávez ha premiad la lealtad en deterioro del profesionalismo por dos razones.
El miliciano que nunca falta: Siempre habrá quien prefiera vender su alma por el precio que crea conveniente (y no siempre es dinero). Éste, a su vez, dirá a los ignorantes qué hacer. Éstos carecen de la capacidad para desconocer la violación a las normas y principios básicos de la profesión.
El burro agradecido: Aquél que logró graduarse a duras penas y que, por ende, no consigue buenos empleos, estará infinitamente agradecido por pasar de empleado mediocre a mandamás (porque es muy difícil que llegue a ser “jefe”).
De algo puedo estar seguro, Chávez resiente al buen estudiante, al que hizo méritos para ganarse los laureles y no necesitó de la chequera gigantesca de PDVSA para comprar diplomas honoríficos que en verdad valen tanto como un billete de tres bolívares. Sin embargo, el pobre de espíritu colma el suyo con cosas materiales, porque una cosa es el diploma y otra muy distinta, el saber. Eso no hay forma de comprarlo. Se adquiere. Y sólo esa gente debe gerenciar al Estado.
No podemos, obviamente, limitarnos a buenos gerentes. Ése es uno de los atributos del buen líder. Debe además desenvolverse bien entre opositores y lograr acuerdos que redunden en beneficio de la colectividad. Su coraje para enfrentar los retos y las amenazas, así como los errores (para enmendarlos). Su dedicación al servicio y no su frenesí por ser servido, recordando que el presidente es el primer servidor público y no un mandamás. Debe ser un político a carta cabal.
¿Los tenemos? Creo que sí. O, por lo menos, quiero creerlo. Pero la necedad de los venezolanos, perdidos en nimiedades banales, se deleitan por un caudillo, no importa si es oficialista u opositor. Todos esperan su regalito. Bien sea un ranchito o un contrato jugoso. Todos, sin importar su condición socioeconómica, esperan un caudillo botarate. Por eso no hay líderes. Porque nadie supera a Chávez en las artes del populismo y la charanguera. Él es como un polichinela barato que vende ilusiones de feria en feria. Él es un mago. Y en las artes de la engañifa nadie le supera… por ahora.
Cabe preguntar entonces de quién es la culpa. ¿Del mono o del que le da el garrote? Ese idiota que le da el garrote al mono somos nosotros. Lo hicimos en 1998 y lo hicimos antes también. Reflexionemos pues sobre lo que exigimos al liderazgo para evita que éste complazca al ciudadano y, contra su voluntad, nos lleve de nuevo a un paro cívico nacional o peor, a la activación de eso que mientan el “350” y que, por lo menos yo, ignoro como demonios se come eso. El liderazgo dominante es espejo de lo que somos. Por eso Chávez gobierna hoy y por eso la oposición cantante actúa como los famosos “Comedy Capers”. Otros líderes los hay. Empecemos primero, sin embargo, por volver la mirada escrupulosa y judicial sobre nosotros mismos.

Francisco de Asís Martínez Pocaterra

No hay comentarios: