martes, 8 de diciembre de 2015

Leyendo el mensaje

            
El discurso desacertado de Maduro, al saberse el triunfo opositor, dejó en claro que no entendieron lo sucedido. No es solo el control que sobre la Asamblea Nacional ahora tienen los opositores, sino el caudal de votos que lo hizo posible. Atribuir a la «guerra económica» esta victoria es una demostración de la ceguera oficial para leer la voluntad ciudadana.
            La ciudadanía está cansada de una conducta propia de un camorrero de barrio, que se impone a como dé lugar, sin importarle nada más que sus propios intereses. El escenario cambió y Maduro, por incapaz o terco, no lo comprende. El apoyo que tuviera Chávez en la región ha mermado considerablemente y para colmo de males, y tal vez causa de lo anterior, se espera una caída mayor del precio del crudo en los próximos meses. Maduro no entiende pues, que carece del carisma de su predecesor, de «su dinero» y del apoyo regional.
            Nicolás Maduro sigue siendo hoy, el presidente, Jorge Arreaza su vicepresidente y sus ministros, los ministros del despacho. El TSJ sigue integrado por los mismos magistrados, y también los poderes Moral y Electoral. Pero 113 diputados, de confirmarse este número, no son precisamente conchas de maní. Mucho menos el caudal de votos. Las élites, supongo yo, sí lo saben. Y también mucha gente en el seno del PSUV. Coincido pues, con Carlos Raúl Hernández: Maduro y Cabello podrán suicidarse pero no por ello, lo va a hacer el partido.
            He aquí el meollo de este asunto. La ciudadanía ya se expresó. Ahora corresponde a las élites interpretar esa contundente manifestación. Al parecer, por los chismes, el ejército ya lo hizo. Supongo que el empresariado emergente también. Bien se sabe, el dinero es sumamente cobarde. Y no dudo que en el TSJ haya un ánimo «institucional» inédito ¿Y también en el poder moral? Cabe recordar pues, otro dicho popular, el miedo es libre como el viento. Si bien Maduro puede intentar torpedear las iniciativas legislativas, abusando de las facultades de la Sala Constitucional del TSJ, no están ganadas las circunstancias para intentar profundizar en un modelo que ayer fue apaleado.

            Dios quiera que se imponga la corriente sensata del PSUV y en vez de suicidarse con los radicales, se acerque a dialogar una solución para los venezolanos y no solo una parcialidad. 

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