miércoles, 27 de mayo de 2015

Despertando dragones

Puede que muchos estén en desacuerdo conmigo, y yo los respeto. No obstante, creo que la MUD lleva adelante una estrategia torpe y que Jesús Torrealba ha resultado insuficiente para dirigir la alianza opositora. En medio de una crisis cada vez más grave, no encuentro en la MUD otra estrategia que no sea aplazar las soluciones hasta después de unas elecciones, cuya celebración es un misterio. La gravedad de los problemas debe desnudarse, no como las consecuencias de un gobierno deficiente sino como una política de Estado tendente a someter la voluntad popular a través de una cotidianidad hostilizada. No se trata pues, de un mal gobierno, sino de un régimen con vocación totalitaria que, sin remilgos, busca perpetuarse en el poder para imponer un proyecto, por lo demás probadamente fallido.
Si la MUD posee una estrategia diferente a ofrecer soluciones infelices, como la de promover una ley que prohíba la persecución política después de ganar las elecciones, que la plantee, porque la gente, les guste o no, está cuestionando su conducta. La encuesta reseñada por Gloria Bastidas (realizada por Datincorp) si bien demuestra la impopularidad del gobierno, la MUD tampoco sale muy bien parada. Eso es muy grave. No nos engañemos, si no surgen respuestas contundentes que le demuestren al gobierno una masiva voluntad de cambios, ni habrá elecciones, ni diálogo ni nada que no sea su consumación como únicos amos del poder, o, dicho en términos más obsoletos, de vida y hacienda. O, lo que me temo, algo mucho peor, porque desgraciadamente sí es posible estar peor.   
Ignora – o se hace la tonta – la dirigencia de la MUD al desconocer otros riesgos implícitos en su forma de proceder, y es que, aunque intenten ser como Chávez (e imponerse a juro), la gente, que no es boba y está perdiendo la paciencia y la fe, mirará en otras aceras, más allá de la alianza opositora y del PSUV (que está ciertamente desgastado) y puede entregarse sin pudor a otro salvador, a otro mesías, y bien sabemos, puede ser peor, mucho peor. De no actuar ahora, podrían despertar dragones que pensábamos extintos.
La unidad no es obedecer lo que diga la dirigencia de la MUD. Eso sería seguir la senda que tanto criticaron en el pasado y que ciertamente llevó a Chávez al poder (y que es la política que conocen Ramos Allup y otros tantos en la MUD). La unidad exige sensatez y sobre todo, desprendimiento de sus líderes. No se trata de egos, porque, al fin de cuentas, muchos de ellos forman parte del status quo, mientras millones de ciudadanos ya no podemos seguir confiando en una alianza que no ofrece estrategias claras. No sé si en este momento convocar marchas sea prudente. Ignoro, desde luego, si detrás de la convocatoria hay otras intenciones, pero sé que la estrategia hasta ahora planteada por la MUD es, en primer lugar, profundamente ingenua, y, de paso, posiblemente tan infructuosa como las marchas. 

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