lunes, 11 de mayo de 2015

Por qué debemos votar

            
Si no votamos, esa oportunidad se perdería y, sin dudas, ya no tendrían que hacer trampa, en cuyo caso sí estaríamos legitimando un gobierno con ánimo totalitario.
Hay voces quejosas, como un mausoleo embrujado en el que las almas en pena aúllan por las noches, rumiando sus pecados. Todas vociferan en contra de la única fuera opositora que tenemos, porque existiendo otras, la verdad no son muy confiables. Razón tiene Margarita López Maya. El gobierno, que por lo visto ni es democrático ni sensato, podría optar por 1) no celebrar las elecciones, vista una derrota inminente (como lo presagian muchas encuestas serias), y 2) hacer trampa a ver si logran el triunfo, lo cual no parece ser el caso, dada la demora en la fijación de las elecciones.
            En estos dos casos, la conflictividad sería enorme, si nos atenemos a las referencias que la periodista Gloria Bastidas hizo de la encuesta de Datincorp, según la cual, distinto de lo que parece, la ciudadanía sí está harta y desea cambios, que espera tengan lugar electoralmente, porque, en caso contrario, habría una respuesta enérgica en contra (y entendemos con claridad el eufemismo).
            Estamos pues, frente a un escenario que, en efecto, nos permite forzar los cambios, los cuales, bien sabemos, el gobierno no llevará a cabo voluntariamente. Las parlamentarias, cuya fecha sigue en vilo porque el gobierno les teme mucho, son un paso importantísimo en ese propósito. No obstante, no son una meta en sí mismas. La oposición debe tener clara una ruta para la necesaria transición y no debe desdeñar, como han hecho unos cuantos, los golpes a la mesa que el gobierno pueda dar, porque, es obvio, para muchos, la vida se les va en esa derrota.

            No ir a votar, solo porque se las van a robar, es a mi juicio (y el de muchos más), una bobada más ente otras tantas previas. Si no votamos, esa oportunidad se perdería y sin dudas ya no tendrían que hacer trampa, en cuyo caso sí estaríamos legitimando a un gobierno con ánimo totalitario. Otra cosa es que en efecto, la MUD deba trazar y difundir una agenda alternativa. 

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