miércoles, 20 de mayo de 2015

Unas breves palabras: un baúl de cachivaches


Aburre leer día tras día pavadas sobre un modelo fracasado hace más de 25 años. La propuesta socialista solo trae miseria y ésta envilece al ser humano. Ese discurso beligerante de jóvenes embaucados no se corresponde con un mundo radicalmente distinto al que existió durante la vigencia de la guerra fría. Acaso si es letra estéril de viejas canciones panfletarias.
Espanta oír a muchachos hablar de tesis superadas, muchos de ellos bebés cuando se desplomó ese delirio que Lenin y sus conmilitones llamaron URSS. Puedo entenderlo de las momias, de viejos cachivaches que rumian el fracaso de sus ideales, pero me resulta intragable de mocosos que crecieron en un mundo dominado por conductas liberales, sin las cuales su voz sería silenciada a palos, como lo fue en el Chile de Pinochet y lo es aún en la Cuba de los hermanos Castro.
Asusta ahondar en el análisis de ese salto atrás, porque, les guste o no, eso es el socialismo, un atavismo. No me cabe en la cabeza que gente inteligente siga pensando que reducir la humanidad a un mero engranaje sea la solución a problemas que ese engendro no logró superar y que sin dudas, hizo más graves, más profundos.

Temo lo que pueda ocurrir, no tanto porque disienta de este delirio necio impuesto por una élite anquilosada en un pasado fallido, sino por la superficialidad de nuevas generaciones, que por ganar protagonismos o por no profundizar más allá de lo que desean creer se dejan seducir por un discurso anacrónico, tanto como lo es hablar hoy por hoy de nazismo, fascismo y aun del derecho divino de los reyes.    

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