lunes, 23 de julio de 2012

La navaja de Ocala


    Se ha sabido de un sinfín de encuestas estos últimos días. Muchas de ellas dan a Chávez como ganador por márgenes de tal magnitud, que en sana lógica le sería imposible a Capriles salvar la brecha. Y no pocas de esas mismas firmas encuestadoras ya han errado ampliamente sus predicciones en el pasado, incluyendo a Datanalisis y a su principal vocero, Luis Vicente León. Uno, ciudadano de a pie, ve este carnaval de encuestas y, en el caso de quienes aspiramos a un cambio, temblamos, presa del pánico, porque estas encuestas parecen indicar que el caudillo obtendrá su tercer mandato. Pero si hacemos un alto y análizamos con un mínimo de razonabilidad y lógica, sin apasionamientos ni pánicos, estudiando los hechos con la objetividad del científico, comprenderíamos que la cotidianidad no se corresponde con esas encuestas. Y no me refiero tan sólo a la asistencia masiva a las marchas y concentraciones del candidato Henrique Capriles, que son plausibles, sino - más destacado e importante - a la ruina nacional y el innegable descontento popular, manifestado en las muchas protestas por incontables problemas irresolutos.
     La base cuantitativa de la oposición
     Empecemos todo este análisis con una encuesta del IVAD del año 2006, según la cual el país parecía divido entonces en dos enormes toletes sin medias tintas: un 49% a favor de Chávez y un 51% a favor de la oposición. Y algo más importante, el estudio apuntaba sobre una tendencia a que la brecha a favor de la oposición creciese aún más, al parecer irreversiblemente. Han transcurrido 6 años desde entonces y pese al triunfo de Chávez en las elecciones de ese año, hoy por hoy, vistos los resultados de las elecciones del 2006, 2007, 2008, 2009 y 2010, así como los procesos internos del PSUV y las primarias abiertas celebradas por la MUD, mal puede hablarse de márgenes tan significativos que muestren una tendencia irreversibles en uno u otro sentido. Hablar en este momento del triunfo de algún candidato, sobre todo del candidato Chávez, es cuando menos un burdo lance electorero para cazar bobos.
     Pensemos, de todos modos, que Hinterlaces, Dantanalisis o IVAD, así como otras encuestadoras que han estado voceando cifras, no han errado sus metodologías de estudio y que, en efecto, hipotéticamente esos números expresan la realidad electoral. Entonces, desde un punto de vista objetivo, que no busque acariciar apetencias, cabe preguntarse qué causa la disconformidad entre esas encuestas y la realidad que a diario se ve en las calles. Nos preguntamos pues ¿por qué se abre tanto la brecha - alrededor de 25% - después de una tendencia claramente definida a lo largo de los últimos 5 años, como lo señaló IVAD, sumada a una hostilidad cotidiana que demuestra, si no un profundo descontento, al menos sí un claro hartazgo?
     Hagamos algunos ejercicios a ver si algunos factores no considerados hayan podido influir en la apertura de esa brecha aparentemente insalvable.    
     Las misiones  
     Comencemos pues, por la punta de lanza del gobierno de Chávez: las misiones. Sobre éstas hay que decir, la gente las percibe como positivas, aunque económicamente no sean viables. Y por ello, en el curso de los últimos años han sido una de las claves para los triunfos de Chávez (además de su innegable carisma). Éste ha dicho, por su parte, que de ganar la oposición, las misiones desaparecerían. No obstante, a pesar de un discurso que en otras oportunidades hubiese calado, hoy por hoy, 60% de las personas cree que de ganar Capriles, las misiones continuarían. Sólo un 30% cree que no, porcentaje éste que coincide cabalmente con el del llamado chavismo duro. Difícilmente puede creerse entonces que las misiones sean un factor determinante en este momento para abrir la brecha de ese modo, aún tomando en cuenta las de Amor Mayor Venezuela y Gran Misión Vivienda Venezuela.
     No podemos obviar, además, que actualmente se incumplen los pagos de muchas de las misiones, por lo que se explica en cambio, que, de acuerdo a PROVEA, en lo que va de año se hayan presentado 124 protestas producto del incumplimiento de las misiones.
     Las misiones, que fueron sin lugar a dudas una de las puntas de lanza de la oferta gubernamental estos últimos años, no explican pues, la apertura de una brecha de tal magnitud. Sobre todo porque, como se dijo, son muchas las que actualmente se incumplen y no hay temor a que un nuevo gobierno las elimine.
     Circular dinero e importar
     Podría creerse que, tal como hizo en el 2004 para no perder el referendo revocatorio, el gobierno liberaría dinero a manos rotas para que le llegara a la gente, aún la que no es abiertamente chavista. Y que se endeudaría todavía más para importar esos bienes de consumo prioritarios, que escasean en los anaqueles y que la gente reclama. Sin embargo, la verdad - muy lamentable para los venezolanos - es que el gobierno carece de recursos para pagar sus compromisos y ya ha endeudado al país como ningún gobierno lo haya hecho en el pasado. La deuda venezolana asciende a US$ 180 mil millones y no tiene medios para afrontarla. Esto impide que pueda recurrir a créditos adicionales que ayuden a paliar la escasez causada por sus políticas restrictivas del mercado, con lo cual se explica que el año pasado se hayan registrado 5.700 protestas por carencias y fallas de todo tipo, y en lo que va de éste se hayan producido otras 2.500, llegando a 5 en un solo día. A menos de tres meses para las elecciones, los anaqueles siguen vacíos, la inflación crece y para colmo de males, la enorme corrupción de funcionarios ha retenido miles de millones de dólares para importaciones, por lo que los proveedores en el extranjero han suspendido sus envíos desde hace algún tiempo. Esto explica la última resolución cambiaria del gobierno, que contraviniendo la propia Ley de Ilícitos Cambiarios, permite la apertura de cuentas en el extranjero desde Venezuela, pero lejos está de justificar la apertura de una brecha de tal magnitud.
     Entonces, la supuesta bonanza ficticia tampoco explica los márgenes de diferencia que enseñan las encuestas, porque no la hay y por el contrario, se agudiza el empobrecimiento general de la calidad de vida. 
     La enfermedad del caudillo y el factor lástima
     El único elemento verdaderamente novedoso en el actual escenario electoral sería la enfermedad  - el cáncer que padece el presidente -, que pudo generarle cierta empatía hacia algunos sectores que se habían apartado del proceso por variadas razones, en su mayoría atinentes al descontento por la gestión de gobierno. Más aún cuando, a mediados del año pasado, anunciara que estaba libre de células malignas y que estaba curado. Mucha gente le creyó. Sin embargo, la recurrencia del tumor original en menos de un año, confesada por él mismo, pudo ser - y fue - advertida entre los simpatizantes del presidente como una señal de debilidad y de que, en ese estado, no debería ser reelecto para un tercer mandato. De hecho, hoy por hoy podría ser visto como un enfermo terminal por muchas de esas personas que hasta recién creían que estaba curado. Algo así como el caso del cuento de “Pedro y el lobo”. Creo que, por ello, en una de sus alocuciones más recientes, el propio candidato Chávez dijo encontrarse totalmente libre de la enfermedad (aunque nadie se le puede tener por curado de ningún cáncer hasta pasados 5 años sin que ocurran recurrencias). Puede colegirse entonces que el factor lástima o solidaridad hacia el enfermo ya no es ayuda y por ende, tampoco explicaría la brecha. Al contrario, se percibe como un factor negativo para su campaña. No dudo que sea ésa también la razón para que, distinto de otras épocas cuando él imponía la agenda de todo el mundo, Chávez deba ajustarse a la agenda impuesta por Capriles, recorriendo el país a costa de su salud, y que por lo mismo, muestre un denodado afán por parecer sano.
     La enfermedad y lo que algunos han llamado la “misión lástima” no parecen explicar esa brecha.
     El factor mágico-religioso
     Nadie duda del vínculo afectivo de la gente con el caudillo. Si no existiera no habría permanecido 14 años al frente del poder ni le habrían perdonado tantas violaciones a las formas democráticas. Y puede existir ese vínculo, que de hecho existe y es la razón por la que aún posea una simpatía popular importante, pero no se explicaría como origen de una diferencia de 25%, a la vista de las derrotas pasadas. Algunas vitales para su proyecto, como la pérdida del referendo constitucional del 2 de diciembre de 2007.
     Podría creerse que aunado a la enfermedad, se pretende mostrar a un portento invencible, que jamás ha perdido una contienda electoral. Y puede incluso que algunas personas así lo crean. Sin embargo, ya lo hemos dicho. En otras elecciones, como las de gobernadores del año 2008 y las parlamentarias del 2010, la oposición unida obtuvo la mayoría de los votos absolutos, lo que desmonta de hecho esa invulnerabilidad. Otra cosa es que, en estados pequeños demográficamente (que son más) haya ganado Chávez o que por un reacomodo de circuitos electorales, justamente por el conocimiento de esa mayoría opositora, menos votos le hayan concedido más curules. Pero en términos absolutos, que es la forma como se plantea la elección presidencial, la oposición ha aventajado a Chávez en las últimas dos elecciones.
     Entonces, ¿qué pasa?
     Cabe preguntarse entonces cómo se explica una brecha de 25%. ¿Cómo ha perdido la oposición tanto terreno en tan corto tiempo? Sobre todo porque, de acuerdo a encuestas, el voto opositor ha crecido hasta 24% en la provincia profunda y en los sectores menos poblados de las áreas urbanas, donde se concentraba parte importante del voto chavista, y de acuerdo a las últimas elecciones, en términos de votos absolutos, la oposición es mayoría. ¿Por qué decae ahora? ¿Por qué las encuestas reflejan esos números? Aún más, si se comparan el millón de votos de las primarias del PSUV y los 3 millones de votos de las primarias de la MUD, no hay más qué decir. La relación es de dos a uno (60%), que bien podría no ser el caso de las elecciones del 7 de octubre próximo, pero igualmente hacen poco creíble una brecha de 25 puntos en tan poco tiempo.
     Si se advierte pues, el comportamiento electoral de las últimas elecciones (2007, 2008, 2009 y 2010), se aprecia un comportamiento errático del voto chavista con una clara tendencia al decaimiento por desgaste (como lo auguró IVAD en el 2006) y una continua línea de crecimiento de la oposición, reflejada en una mayoría en términos de votos absolutos en las regionales del 2008 y las parlamentarias del 2010.
     Cabe destacar asimismo que en las primarias del PSUV, como ya se dijo, votaron alrededor del millón de militantes según sus propias cifras, mientras que, contra todos los pronósticos de las encuestas y de los analistas políticos, en las abiertas para elegir al candidato de la MUD, votaron 3 millones de personas. Y puede recordarse que el propio Jesse Chacón dijo que en el caso de que la oposición sacase 2 millones de votos en las primarias, tendría chance cierto de ganar las presidenciales... aunque según él no llegarían a 500 mil. Ya sabemos el resultado.  
     No somos únicos
     Muchos creen a pie juntillas que un sinfín de hechos particulares va a propiciar una conducta ajena a la que en estas mismas condiciones, han mostrado otras naciones. Sin embargo, no somos únicos. Somos realmente semejantes a otras sociedades que se han visto regidas por gobiernos tan ineficientes como éste. Y cualquier electorado que se vea en el estado de deterioro en el que se encuentra Venezuela, no votaría por el causante de esa ruina. Por eso, no sólo ha crecido la oposición en términos absolutos, sino que Chávez ha venido reconociendo algunas fallas y culpando de ellas a otros miembros de su gobierno, desde luego para eximir su responsabilidad. Claro, él lo debe saber, después de 13 años gobernando, difícilmente puede hacernos creer que la culpa sea de los gobiernos de la era democrática.
     La navaja de Ocala
     Entonces, ¿qué está ocurriendo? ¿Por qué las encuestas anuncian brechas tan significativas? Y recuerdo yo, pues, un principio científico conocido como la Navaja de Ocala, que da por cierta la explicación más simple.
     No es un capricho o una excusa de perdedor afirmar que las encuestas yerran en sus números. No hay una explicación más simple que justifique la discrepancia entre la realidad cotidiana - desde la insatisfacción por un gobierno ineficiente y corrupto hasta los resultados obtenidos por la oposición en pasados procesos electorales - y esas cifras, al parecer extravagantes. Y puede decirse, no sería ésta la primera vez que yerran sus pronósticos, incluyendo a la muy respetada Datanalisis y su principal vocero, que en un artículo suyo del día domingo 22 de julio hiciese unas reflexiones a mi juicio bastante malcriadas. Parece válido por ello decir que en este caso se aplica la Navaja de Ocala...
     Conclusión
     La verdad parece ser esa tímida voz que desde algunas encuestadoras han surgido, ambos candidatos están igualados y existe una clara tendencia a que el candidato opositor se le adelante en la intención de voto al candidato oficial. Y eso no sólo explica la realidad expuesta en estas ideas, sino que de paso, explica igualmente el talante agresivo y errático de la campaña del candidato Chávez, así como las respuestas de calle a la ineficiencia del gobierno, que van desde las protestas hasta el apoyo masivo a los mítines y concentraciones de Capriles. 
     La única razón para entender esas brechas - y aún más el afán del gobierno por publicitarlas - es que 1) las cifras no son ciertas, sea por la razón que sea, y 2) el gobierno huye hacia adelante con el posible propósito de intentar una jugada abiertamente opuesta a la intención popular expresada en las urnas. 
     Al menos, así lo veo yo. 

Francisco de Asís Martínez Pocaterra
Abogado

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