jueves, 12 de julio de 2012

La agenda oculta del Foro de San Pablo


    En 1990, el Partido de los Trabajadores, liderado entonces por Lula Da Silva, fundó una organización con el único propósito de recoger los escombros del socialismo, cuyo desplome ya lucía evidente después de la caída del muro de Berlín y la reunificación alemana (1989). Desde su creación ha sido su norte el desmonte del modelo liberal burgués y la imposición del fallido socialismo. Su más ferviente ideólogo ha sido el germano-mexicano Heinz Dieterich, que recogiendo las ideas de Alexander  Buzgalín sobre el socialismo del siglo XXI, las hizo suyas.
    En la década de los ’90, América Latina comenzaba a conformarse como una zona realmente democrática. Las dictaduras del cono sur estaban cayendo, unas por golpes de Estado, otras por el esfuerzo de la disidencia democrática. Sin embargo, las dictaduras y los gobiernos populistas legaron profundas y severas crisis económicas que atacaron los líderes latinoamericanos emergentes con medidas fondomonetaristas, que sin duda resultaron amargas y en gran medida, contraproducentes. Hoy por hoy, no son pocos los gobiernos de la región presididos por partidos que integran el Foro de San Pablo (algunos como invitados, como lo son el MAS boliviano y el PSUV venezolano). Esta presencia de la izquierda más radical se debe precisamente a la torpeza en la aplicación de las medidas correctivas necesarias durante la década de los ’90.
    No se puede hablar del Foro de San Pablo sin mencionar el socialismo del siglo XXI, que no es distinto del socialismo clásico que existió en la desaparecida URSS y que aún existe – precariamente – en Cuba y Corea del Norte. Cualquier comparación de esta izquierda radical y obtusa con las corrientes socialdemócratas o socialcristianas resulta una idiotez que ni siquiera merece discutirse. El Foro de San Pablo busca pues, reconstruir un bloque socialista-comunista[1] en esta parte del continente.
    La presencia de líderes amigos del Foro de San Pablo, como Chávez y Rousseff, ayudaría enormemente a la consolidación del comunismo en la región. Por ello, las inaceptables demostraciones de apoyo al candidato Chávez durante la clausura de la última reunión del Foro en Caracas[2]. Por eso, planteo como una hipótesis, la agenda oculta que podría estar planeando el Foro de San Pablo para adueñarse del poder en esta parte del hemisferio occidental y construir Estados socialistas[3] a lo largo y ancho de esa vasta región al sur del río Grande.
   Chávez ha hecho importantes alianzas con líderes y gobiernos en verdad comprometidos con el Foro de San Pablo y no dudo que partícipes de esa agenda oculta para imponer un modelo socialista-comunista. Son ellos pues, los felones que pretenden hacer uso de las reglas democráticas para secuestrar las instituciones y a espaldas de estos pueblos, imponer un modelo que no dudo, rechazan las grandes mayorías latinoamericanas, que desde mucho tiempo han perseguido el sueño de ser regidos por gobiernos democráticos. Esto nos conduce entonces al tema electoral, porque el 7 de octubre de 2012 arriesgan un aliado muy rico y manirroto.
    Los cambios de actitud del presidente Lugo después de su destitución por el soberano parlamento paraguayo demuestran a mi juicio una ingerencia indebida no de Chávez o Rousseff, sino del Foro de San Pablo, que intenta mantener a sus aliados en el poder. Algo parecido puede ocurrir con el candidato recientemente derrotado en las pasadas elecciones mexicanas, Andrés Manuel López Obrador, que se resiste a reconocer el triunfo de Enrique Peña Nieto (PRI), considerados fichas de la izquierda forosaupaulista.
    La derrota de Chávez puede resultar muy lesiva a los intereses del Foro de San Pablo, por cuanto no sólo perderían a un aliado, sino a la chequera petrolera venezolana, que bien ha servido para mantener al decadente gobierno cubano, al empobrecido gobierno del MAS boliviano o incluso, al gobierno del partido justicialista argentino, presidido por la abogada Cristina Kirchner (que no forma parte del Foro de San Pablo). El movimiento neo-comunista continental perdería una importante fuente de financiación de perder el candidato Chávez. Y es muy probable que sin el apoyo económico venezolano, los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Bolivia se derrumben o bien en unas elecciones o bien en un proceso de transición como el que probablemente seguirá en Cuba de salir derrotado Chávez el próximo 7 de octubre de 2012.
    El Foro de San Pablo se juega el futuro en las elecciones del 7 de octubre de 2012. Sobre todo porque Brasil cuenta con instituciones más robustas que ciertamente impiden a la presidenta Rousseff hacer lo que le venga en ganas. Por ello, empezando por la presidente Rousseff hasta Raúl Castro, tienen particular interés en el triunfo de Chávez. Tanto la viabilidad del planteamiento neo-comunista como el gobierno de Castro en Cuba sufrirían reveces importantes. En especial porque luego de la caída de la URSS, estas maniobras de la izquierda radical parecen más los estertores de un modelo agónico al que una camarilla de tozudos no deja morir en paz.-

Francisco de Asís Martínez Pocaterra
Abogado
Caracas, 11 de julio de 2012   


[1] El modelo comunista tradicional tiene dos vertientes claramente identificables. Por un lado, el socialismo, que constituye la vertiente económica y supone la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. Por otro, el comunismo, que se erige como la expresión política del modelo, sustituyendo las municipalidades por las comunas (de hecho, el término ruso “soviet” significa comuna).
[2] Imagino las protestas airadas de los forosaupaulistas si a Henrique Capriles Radonsky le da ese espaldarazo la Internacional Socialista (que no reúne a partidos como el PSUV, sino a partidos inscritos en la socialdemocracia como AD y UNT).
[3] Un gobierno y un Estado socialista no son lo mismo. Mientras aquél es democrático y se rige por las reglas y principios liberales, éste otro no lo es y se erige como una forma autocrática y totalitaria que secuestra la individualidad de las personas.

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