Se
va al mercado y se hacen colas tediosas, largas, extenuantes. Sabemos bien que
ésa no es la idea general de bienestar, aunque el gobierno se afane por mostrar
un país que existe solo en sus deseos. Pero huelga recordar el refranero
popular, deseos no preñan. Todos estamos claros, el 6 de diciembre próximo
vamos a acudir masivamente a votar por un cambio. No obstante, mientras
llegamos, debemos comer, bañarnos, pagar deudas… Mientras llegamos al 6D, la
vida cotidiana continúa.
Comprendo
que la idea no es andar convocando vainas, como golpes de Estado, pero hablarle
duro al gobierno, lo cual es y será siempre nuestro derecho, no está reñido con
la idea de votar masivamente. Cada vez que el gobierno ofende nuestra
inteligencia con excusas tontas e increíbles, la MUD, como vocera de los
sectores opositores, debe ripostarle con mayor contundencia. No hay lugar para
el miedo en quienes desean asumir el liderazgo.
El
estado del país es ruinoso. La anomia reina en las calles. Los hampones
persiguen a los policías. Los defensores de los pobres usan carteras de marca
(de unos 5.500 dólares, por ejemplo)… y la responsabilidad no es de Colombia o
Estados Unidos, ni de unos oligarcas que intentan sobrevivir sin mucho éxito. La
ruina nacional es obra de una gestión de gobierno pésima que jamás ha tenido en
mente gobernar, sino llevar adelante una revolución. Y bien sabemos, no es lo
mismo ni se escribe igual.
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