miércoles, 12 de enero de 2011

Por qué cayó CAP


Carlos Andrés Pérez ganó las elecciones de 1988 holgadamente, ofreciéndole a su partido una mayoría indiscutida en el Congreso. Cayó, años después, porque ese partido suyo, AD, le dio la espalda. La malversación de fondos que le costó el cargo en mayo de 1993 no fue sino una excusa. Con éste, con este gobierno, sobran las excusas para algo semejante. Que no olvide esta gente, nada hay más estúpido que escupir para arriba.
            A Carlos Andrés Pérez lo enjuiciaron sólo porque durante su gobierno, cúspide de muchos errores, la democracia venezolana se vio amenazada y el liderazgo, temeroso de perder el status quo, le echó al pajón. Así puede pasarle a éste, que por terco, por ese afán suyo de hacer de éste, un país comunista, pierda el apoyo de si partido y aún más grave, de esa masa incrédula y por qué negarlo, corrupta en muchos casos, que ocupa cargos burócratas y que a la postre, son los que ejecutan las leyes.
            ¿Creen éstos que con ellos será diferente? Nada más arrogante, nada más tonto, además, por aquello de que no hay peor idiota que aquél que cree que los demás son los idiotas. El PSUV no es más que la tolda política de Chávez. Su popularidad parece estar vinculada al carisma del presidente. Si ésta decae, como viene sucediendo, el liderazgo que aún se rasga las vestiduras por el caudillo dejará de hacerlo, pensando, como exige su condición de seres humanos, salvar su propio cuero. El status quo buscará el modo de sobrevivir, y si ello supone echar al pajón al caudillo, que así sea (quienes-vean-su-dinero-peligrar dixit).
            El enfrentamiento pues, no parece estar planteado con una masa opositora que por ahora podrá hacer ruido, pero poco más en términos prácticos. Parece plantearse entre el ala radical que demanda el tránsito hacia el comunismo, aunados con los delincuentes de lesa humanidad (a quienes ya sólo les resta refugiarse en el caudillo), y los que por variadas razones apoyaron al proyecto pero que, aburguesados, pertenecientes al status quo y, como siempre ha ocurrido en este país, vinculados con el poder económico y por ende, con la alta sociedad (los ricos), no van a permitir que eso que han ganado, legítimamente o no, se les vaya de las manos, incluyendo, desde luego, el poder, o la cuota de poder que negocien (llegado el momento). Chávez lo sabe y por ello, esa abominación sin precedentes, conocida como Ley Antitalanquera (que puede compararse con las leyes de Nuremberg, dada la naturaleza aberrante de su contenido).
            No serán suficientes sin embargo, las leyes que quiera el ala radical – y dominante – de este movimiento, como no lo fueron los carniceros de la GESTAPO. La naturaleza humana es infalible y, curiosamente, de las pocas características humanas en verdad confiables, y por ello, no dudo que, empeorada a niveles críticos la imagen del gobierno, dentro y fuera del territorio, y abrumada la nación por infinidad de problemas causados por la ineptitud del gobierno para entender la realidad nacional, la mayoría no radical del PSUV se deslinde del caudillo para sobrevivir.
            No hay mayor verdad… todo cae por su propio peso.

No hay comentarios: