lunes, 14 de noviembre de 2016

Lidiando con felones


Luis Ugalde, S.J., lo ha dicho. La negociación debe ser por todos los medios posibles. La presión es uno de ellos. Y digo yo, más que sobre el gobierno, que posee la fuerza para reprimir, y lo creo capaz de hacerlo cruentamente, debe ejercerse sobre los mediadores. Y si es necesario, pararse de le mesa y largarse. No nos engañemos, esta gente, la élite que hoy nos gobierna, emergió del anonimato con un golpe de Estado en el que hubo muertos, que para ellos han sido tan solo «daño colateral» o «bajas», como las hay en cualquier confrontación bélica. Entiéndase, para la élite revolucionaria, siempre se ha tratado de una guerra y el propio Chávez así lo afirmaba. 
Recuerdo, cuando fui gente, me tocó negociar un canon de arrendamiento. El arrendador me pidió un monto exagerado, que la empresa no podía pagar. Simplemente me puse de pie y le dije que entonces, hablaríamos de la entrega del local porque su aspiración era inaceptable. Me fui. Al día siguiente llamó y planteó un canon razonable. Pararse e irse puede cerrar las negociaciones, pero también pueden obligar a alguna de las partes a asumir una postura más razonable. Creo que los negociadores de la MUD deben jugar rudo, porque la paz no se consigue humillando, sojuzgando. A los mediadores debe quedarles claro que el gobierno debe acatar las normas democráticas, porque no se trata de cuántos apoyan a unos u otros, sino de principios que son irrenunciables. Y si sigo el ejemplo de Luis Vicente León (por lo demás, infeliz), si debo pagar el rescate al secuestrador, al menos que se sepa que se le paga bajo amenaza de matarme a mí o a un ser querido… que en todo caso, se negocia con un felón.  

Que cambiemos de modelo no es asunto de las potencias, ni de los mediadores, sino nuestro. Solo nosotros, los venezolanos, decidimos qué modelo seguir. Por eso, no les corresponde a los mediadores y no nos van a apoyar en uno u otro sentido. Sin embargo, sí les compete, y creo que en eso la presión contra los mediadores es menester, hacer que el gobierno dialogue de verdad y no use la mesa de diálogo como un circo, para que los payasos hagan sus bufonadas. Que los negociadores de la MUD siembren en ellos la preocupación por el paciente de cáncer, el hombre que se quita la comida para dársela a sus hijos o el que la busca en los basureros; y aún mucho más, por la precariedad que les impacienta y en su desesperación, hacerles seguir a los extremistas. En ese caso, la mesa de diálogo sí se iría al carajo. 

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