martes, 3 de mayo de 2016

Una vieja conseja siciliana


La MUD, a trvés de los diversos partidos que la integran, recolectaron casi dos millones de firmas para activar un referendo revocatorio. Voceros del Psuv, como Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello, han dicho que las autoridades deben auditar todas las firmas. Una medida como esa solo puede entenderse como un medio para retrasar la consulta. Voceros del CNE, por su parte, han declarado más o menos en ese mismo sentido.  
No dudo que el interés del gobierno sea justamente demorar el revocatorio para que, de celebrarse y eventualmente perderse, cambien los nombres mas no el statu quo. Esta actitud es muy grave. Revela la ceguera oficial frente al verdadero problema: las causas de la crisis.
No entremos a considerar números y encuestas. Casi todas, y todas las serias, reflejan un rechazo no solo hacia el presidente Maduro, sino hacia el legado de Chávez. Consideremos más bien las consecuencias que tal ofuscación puede generar, y que, sin dudas, afectarían por igual a chavistas y opositores.
Nadie quiere nombrarlo. Sin embargo, ese fantasma asecha en los cuarteles. Negar los cuernos no lava la honra del cornudo. Creer que la desesperanza y la desesperación va a cejar con un mero cambio de nombres no es estúpido. Es, sin dudas, un suicidio. Que Maduro deje la presidencia no es solución. Es, en todo caso, la superación de un obstáculo para atender la crisis. De hecho, si Maduro escuchara a los técnicos y emprendiera las reformas necesarias, su salida de Miraflores sería innecesaria.
La posibilidad de un estallido social es más que plausible. El pueblo padece hambre y miserias, y su voz valió muy poco porque no apoyó al gobierno en las elecciones parlamentarias de diciembre. Tozudamente se hace el sordo ante las quejas. Sin ninguna prudencia extingue toda posibilidad de producir localmente. Autoritariamente reprime toda voz disidente. Impúdicamente protege y avala conductas censurables… Cabe preguntarles pues, ¿qué creen que pueda pasar? 

La ceguera dogmática – y tal vez otras causas – le impiden a muchos ver la fragilidad política e institucional. Todo intento por mantener el statu quo propicia su ruptura, aun de formas indeseables. El chavismo debería atender a una vieja conseja siciliana: Si quiere que todo siga como está, es necesario que todo cambie. 

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