miércoles, 7 de enero de 2015

No alcanza la mierda para todos

          No sé qué puede ocurrir. Se intuye un mal presagio. Entre chanzas, bromas y chistes, la gente va irritándose cada vez más. No creamos, porque la gente bromea en las colas, que el ciudadano no está hartándose de una vida que no es vida. El triquitraque era muy divertido, hasta el día explotaba en la mano.
       El gobierno hace declaraciones infelices, como las de un ministro sobre las papas fritas de McDonald’s, pero en sus palabras subyacen confesiones, y es que, en socialismo no se tiene lo que se quiere, sino lo que va quedando. Y cada vez es menos. O, como el chiste, si bien podemos estar contentos porque vamos a comer mierda, ésta, desgraciadamente, no va a alcanzar para todos.
          La caída de los precios del crudo compromete la (falsa) viabilidad de este modelo, que necesita un barril de petróleo por encima de los cien dólares, de acuerdo a las estimaciones de expertos muy bien calificados y sin compromisos partidistas. Maduro se fue de gira, para buscar dinero, endeudándose con prestamistas, para pagar tarjetas de crédito, que, obviamente, volverá a saturar. Y es que, pese a su promesa de tener los recursos en bolívares, la revolución necesita dólares y no puede, para su desgracia, encender la maquinita para imprimirlos.
         El modelo fracasó. Así de simple. Chávez quería regalarle dinero a 10 millones de personas y por ello, arruinó a Venezuela. Maduro no termina de comprender que su taita político no le legó una fortuna y que del caudal que creyó tener, solo restan deudas… muchas deudas.
      Espero, quizás ingenuamente, que en el PSUV haya gente sensata, que esté al tanto de la gravedad de las cosas, y que, aunque sea solo por la necesidad de sobrevivir (políticamente), acuda a los otros factores, más de allá de las organizaciones políticas amigas y adversarias se le enfrente a los demonios dogmáticos en su seno, y, entre todos, se desarrolle un nuevo acuerdo de gobernabilidad. Si no, vaya uno a saber a dónde irá a parar este país, que va cuesta abajo en la rodada, como dice el tango. 

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