martes, 17 de enero de 2012

Una democracia civilizada


María Corina Machado hizo aquello que por hacer, era su obligación más que su derecho. No olvidemos que ella ejerce el cargo de diputada y, de los muchas funciones que ostenta un parlamentario, controlar las otras ramas del poder público es una de las más notorias (y valiosas). Chávez escurrió el bulto, descalificando a la mujer, atacando al que tilda de enemigo, pero jamás demostrando que en efecto, las acusaciones de su adversaria eran incorrectas. Y triste resulta además, escuchar al presidente argüir que una diputada carezca de ranking para debatir con él. Muestra una vez más el caudillo, su ignorancia sobre lo que supone vivir en democracia.
 Al parecer, vistas las respuestas que a lo largo de estos trece años han ofrecido el propio caudillo, así como su corte de seguidores, entienden mal ellos los principios más importantes de la democracia. Para ellos, socialistas muchos, oportunistas otros tantos y todos, ignorantes de lo que supone vivir democráticamente, la mayoría (aún si es apenas relativa) equivale al todo. Y se sabe, se decide por mayoría pero se respetan las voces disidentes. Mal puede entenderse como diálogo un discurso de nueve o diez horas para vocinglear propaganda sin que pueda nadie pararse a decirlo, máxime si es ése, uno de sus deberes sin importar si representa a un grupo supuestamente minoritario.
Una sociedad reúne muchas ideas y pareceres. Incluso en el seno de los partidos políticos existen diferencias. Y no es malo. Todo lo contrario, la diversidad es la base de la creación en este mundo. Sólo quien comprende a la sociedad de modo cuartelario puede creer que la democracia se ejerce verticalmente, vociferando órdenes como si el país todo fuera una tropa. Los civiles no tenemos comandantes ni recibimos órdenes de un superior, porque tal cosa no existe en el mundo civil (y civilizado).
Basta pues de glorificar botas, de ensalzar charreteras. Rescatemos el país para los civiles, que no pocos hombres y mujeres empeñaron tanto – aún sus propias vidas – para legarnos una democracia civilizada. El poder político es esencialmente civil y todo intento por militarizarlo hiede a fascismo. Por ello, cuando estés solo, frente al tarjetón para votar, ten presente si quieres un país militarizado o una democracia verdadera. 

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