Estamos raspados en el tema económico, de
acuerdo al índice de miseria Okun. Este gobierno apostó a la inflación para ver
si así generaba empleo, pero en su lugar ha creado una monstruosa carga
improductiva que depende de las dádivas, casi todas en el límite del salario
mínimo vital. Pero no nos detengamos en el desastre económico originado por
este gobierno socialista. Al fin de cuentas, era de esperarse. Hablemos del
futuro y de cómo sacar a millones de personas de esa humillante condición de
mendigos del gobierno.
El almirante Wolfgang Larrazábal se inventó un
pleno empleo falso que luego, Carlos Andrés Pérez emuló durante su primer
mandato (1974-1979). El precio fue una clase mendicante, expectante de la
dádiva que a bien tuviera el Estado ofrecerle, sin que a cambio produjesen
nada. Bien se sabe, tal aberración es imposible de sufragar sin pagar un alto
precio. Mientras no corrijamos esta falla estructural de la economía nacional,
no tendremos una economía saludable. Y de eso se trata fundamentalmente el
oficio de gobernar.
El gran reto del venidero gobierno será mejorar
la calidad de vida de la gente y para ello deberá generar empleos bien
remunerados, que, visto el estado de la economía, no luce remotamente fácil. Si
no sanea la economía para que las empresas puedan producir, no habrá empleos
bien remunerados. En primer lugar, parece vital reducir a cómo dé lugar la
inflación para permitir una baja segura de la tasa de interés, de modo que
incentive el crédito. Una vez controlada la inflación y moderada la tasa de
interés, fomentar al sector privado para que genere empleos bien remunerados, acompañado
de un verdadero plan de seguridad social que incluya un seguro de paro forzoso,
atención médica de calidad y pensiones de vejez. Saneada la economía y
establecido un mercado laboral fuerte, dejar que el mercado impulse el consumo
para que a su vez éste se traduzca en mejores salarios y beneficios socioeconómicos.
El modelo socialista ha sido y es un fracaso. Y
para decirlo en palabras de J. J. Servan-Schreiber, la derecha bien sabe hacer
uso de las buenas ideas que la izquierda tiene pero que no sabe implementar. Sólo
el trabajo y el empeño podrá hacer de este país uno en verdad encausado hacia
el desarrollo. Las naciones del primer mundo no lo son por azar, lo son porque
sus ciudadanos tienen mentalidad de primer mundo. Aprendamos esta lección y
nadie podrá apartarnos del desarrollo que nos merecemos.
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