martes, 17 de enero de 2012

Más sobre el oficio de gobernar


Estamos raspados en el tema económico, de acuerdo al índice de miseria Okun. Este gobierno apostó a la inflación para ver si así generaba empleo, pero en su lugar ha creado una monstruosa carga improductiva que depende de las dádivas, casi todas en el límite del salario mínimo vital. Pero no nos detengamos en el desastre económico originado por este gobierno socialista. Al fin de cuentas, era de esperarse. Hablemos del futuro y de cómo sacar a millones de personas de esa humillante condición de mendigos del gobierno.
El almirante Wolfgang Larrazábal se inventó un pleno empleo falso que luego, Carlos Andrés Pérez emuló durante su primer mandato (1974-1979). El precio fue una clase mendicante, expectante de la dádiva que a bien tuviera el Estado ofrecerle, sin que a cambio produjesen nada. Bien se sabe, tal aberración es imposible de sufragar sin pagar un alto precio. Mientras no corrijamos esta falla estructural de la economía nacional, no tendremos una economía saludable. Y de eso se trata fundamentalmente el oficio de gobernar.
El gran reto del venidero gobierno será mejorar la calidad de vida de la gente y para ello deberá generar empleos bien remunerados, que, visto el estado de la economía, no luce remotamente fácil. Si no sanea la economía para que las empresas puedan producir, no habrá empleos bien remunerados. En primer lugar, parece vital reducir a cómo dé lugar la inflación para permitir una baja segura de la tasa de interés, de modo que incentive el crédito. Una vez controlada la inflación y moderada la tasa de interés, fomentar al sector privado para que genere empleos bien remunerados, acompañado de un verdadero plan de seguridad social que incluya un seguro de paro forzoso, atención médica de calidad y pensiones de vejez. Saneada la economía y establecido un mercado laboral fuerte, dejar que el mercado impulse el consumo para que a su vez éste se traduzca en mejores salarios y beneficios socioeconómicos.
El modelo socialista ha sido y es un fracaso. Y para decirlo en palabras de J. J. Servan-Schreiber, la derecha bien sabe hacer uso de las buenas ideas que la izquierda tiene pero que no sabe implementar. Sólo el trabajo y el empeño podrá hacer de este país uno en verdad encausado hacia el desarrollo. Las naciones del primer mundo no lo son por azar, lo son porque sus ciudadanos tienen mentalidad de primer mundo. Aprendamos esta lección y nadie podrá apartarnos del desarrollo que nos merecemos. 

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