lunes, 21 de noviembre de 2011


             Del totalitarismo y otras aberraciones

            Cuesta imaginar como una abominación como el régimen nazi se hizo del poder por medio de unas elecciones libres, realmente democráticas. Sobre todo si tomamos en cuenta que no era el pueblo alemán uno políticamente inmaduro. Y les llevó doce años librarse de aquella desgracia. No crea por ello que éste, nuestro pueblo, está exento de una tragedia similar.
            Cada día me convenzo más de las horrendas semejanzas de éste con el régimen nazi. Supongo que ya saltará algún exaltado, defensor de esta falsa revolución por esta afirmación pero, sin lugar a dudas, no es a la Rusia soviética de José Stalin sino a la Alemania nacionalsocialista de Adolfo Hitler a lo que va pareciéndose todo este modelo autocrático y profundamente narcisista. Todo por y para el caudillo, que allá llamaban führer y en estas tierras, líder (significa lo mismo).
            El nazismo no arrebató la libertad de las personas de la noche a la mañana. Su empeño fue meticuloso, constante, basado en una propaganda alienante, cuyo pivote fue un sistema de creencias subyacentes, así como una represión cada vez más brutal. Puede creer, sin temor a errar, el discurso oficial usa las once claves de la propaganda nazi con el mismo designio: minimizar la voluntad popular hasta sojuzgar a la gente.
            No se equivoque, este gobierno, que no gobierna para poder hacer otras cosas inconfensables, viene desarrollando una estrategia para desmantelar todo aquello en lo que creemos cada uno de los venezolanos e imponernos un pensamiento único, que no es otro que ese enredo ideológico que nos han intentado vender como Socialismo del Siglo XXI. Una vez que lo logre, la disidencia será un delito, si es que ya no lo es.
            No nos dejemos engañar. El socialismo fracasó. Y fracasó porque más allá de su retórica pueril no ha logrado mejorar la calidad de vida de la gente. Por el contrario, la ha empeorado, si miramos a las naciones que hasta recién ensayaron el socialismo como modelo político. Hoy por hoy, Europa y los Estados Unidos podrán atravesar una crisis coyuntural pero la crisis en Corea del Norte y Cuba se instauró y al parecer, será arduo y doloroso superarla.
            Heinz Dieterich y la ralea de seguidores de esa quimera llamada socialismo no quieren ver lo que es obvio: el socialismo no sirve y para instituirlo hay que imponerlo por las malas. 

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