jueves, 11 de julio de 2024

 

     


Cuentos de camino

 La gente, por lo general, no ahonda y reflota en la superficie como los nenúfares en los estanques.  

 

No faltan análisis, y por qué no decirlo, infinidad de fábulas sobre una diversidad de escenarios, unos más probables que otros, y algunos más, ciertamente improbables. Son muchos, no hay duda de ello. Sin embargo, si bien importan para otros fines prácticos, todos los escenarios se reducen a la posibilidad real de materializarlos. En este momento, de cara a lo que pareciera ser una clara alteración del statu quo, luce confuso lo que pueda ocurrir no solo el propio 28 de julio, sino antes y después.

     Se sabe, anuladas las instituciones, como ha ocurrido en Venezuela en estos veintitantos años, y como sucede en los regímenes autocráticos, los gobiernos controlan todos los entes encargados de ejercer los contrapesos necesarios para que la democracia funcione. Sin embargo, en los procesos de cambio, los factores de poder, esos que, según Vilfredo Pareto, los motorizan y los hacen posibles, reemplazan a las instituciones en ese propósito. Si bien sus motivaciones no son del todo loables, y puede que incluso, egoístas, en un análisis de costos y beneficios, por lo general basados en la percepción del contexto, bien pueden apalancar transiciones para resguardar sus intereses, y que, en no pocas ocasiones, se alinean con los de la ciudadanía.

     El 22 de octubre pasado, les guste o no, ocurrió un evento de magnitudes telúricas en el terreno político. El resultado de las primarias alteró las relaciones de poder, como lo hizo el liderazgo creciente de Chávez en el año 1998. Al igual que entonces, la ciudadanía sentía hartazgo por una dirigencia decadente, así como los factores de poder, miedo frente a cambios para los cuales no estaban preparados. Hoy, el rechazo al gobierno revolucionario, sentimiento común en ocho de cada diez venezolanos, se suma a un liderazgo potente, respaldado por un nutrido número de electores, que genera confianza en la mayoría de los actores sociales. Los grupos poderosos, temerosos de perder sus negocios e intereses, justamente por ello, parecen ganados por la transición. En un análisis de costos y beneficios, esta resulta más ventajosa que la prolongación de un gobierno autocrático tanto como ineficiente, origen indiscutible del actual colapso.

     Sin embargo, la revolución tiene sus náufragos, y, por lo visto en los medios, sus jefes se aferran desesperadamente al poder hegemónico construido en estos veintitantos años. Apuestan por ello al control de las instituciones y al recrudecimiento de la represión. Apelan al miedo de los ciudadanos, sea para unos la pérdida de esas dádivas que les permiten sortear la crisis y, para otros, los negocios amparados por la élite.

     Se resume todo pues, a un pulseo de fuerzas más que a escenarios diversos, los cuales, en todo caso serían solo la expresión de ese pugilato. Cabe preguntarse entonces, si tiene cada uno con qué imponerse sobre el otro, o, cuando menos, suficiente empuje para pactar una negociación aceptable para ambos. He ahí el verdadero análisis.

     Si nos atenemos a las evidencias disponibles, las redes sociales y los medios, a ese reportaje que cada quien hace con sus teléfonos inteligentes, podemos acercarnos al contexto, a los hechos y no a meras opiniones. Por un lado, la campaña del gobierno, desangelada y sin norte, insiste con una oferta ideológica desgastada y sin credibilidad para el electorado. Por otro, el ánimo ciudadano en cuanto lugar visite María Corina Machado se corresponde plenamente con la percepción de la mayoría de los ciudadanos y de quienes desde exterior están atentos a la crisis venezolana. Esta es pues, la realidad que no solo vemos a diario, sino la que, en efecto, retratan las encuestas.

El gobierno podrá ignorar más que su deterioro y el desprecio ciudadano, su palpable precariedad de cara al futuro, y, por ello, construir narrativas delirantes destinadas a justificar sus eventuales maniobras para prevalecer. Sin embargo, sean cuales sean estas, cabe preguntarse si ahora puede materializarlas. Lo demás, son solo especulaciones y cuentos, deseos más que verdades.

     Pase lo que pase el 28 de julio, el juego continúa.  

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