jueves, 10 de julio de 2008

Los vapores del buffet.

Al parecer, Chávez sí va a recular. Y esta vez, a diferencia de las otras, podría ser en serio. Claro, su permanencia en Miraflores estaría gravemente amenazada si el país sigue su curso hacia un desastre mayor, lo cual es posible, aunque usted no lo crea. El artículo de Nelson Bocaranda en El Universal (10/07/09), ratificando datos ofrecidos por Patricia Poleo, ofrecen un panorama harto complejo para quien ya cumple nueve años y tantos desoyendo a todo mundo.
La razón de este recule es muy simple. La economía venezolana está en quiebra o, para expresarlo en un lenguaje mucho más sórdido, está hecha una mierda. A pesar del ingreso récord registrado por este gobierno, 700 millardos de dólares, la gente, ésa que votó por Chávez en 1998 y 2000, está peor que en los vituperados días de la “Cuarta”. Y hoy, casi una década después de un festín de promesas de cambios realizado en las afueras del Ateneo de Caracas, los vapores de aquel convite se evaporaron y los ciudadanos de a pie ni siquiera vieron el buffet. De hecho, así paga al diablo al que bien le sirve, este gobierno, rencoroso hacia aquéllos que transfirieron a otros sus afectos, esa institución que albergó la celebración por el triunfo “revolucionario”, fue desalojada de sus instalaciones.
Siempre he creído que, lo mismo que su mentor cubano, Chávez requiere en primer lugar, permanecer en el poder todo el tiempo que sea necesario, y, como bien sabemos, no ha sido tímido a la hora de confesarlo con esa desfachatez propia del ignorante. Así puede, como lo afirma el vocero de Datanálisis, huir hacia delante. Pero, ¿qué tanto? O, por lo menos, eso se pregunta Nelson Bocaranda. Porque de ser ciertos sus runrunes de una o dos semanas atrás, los hermanos Castro, urgidos del sustento económico que les provee este país y no del triunfo revolucionario-ideológico, le habrían recomendado - ¿o exigido? – cambiar su gabinete, al parecer dominado por incompetentes cuya lealtad tampoco es confiable, y recurrir, de ser necesario, a hombres de la oposición. Entonces no tuvo el coraje de hacerlo… pero hoy, vista la precariedad de su gobierno, basado en su popularidad enorme que ahora corre libremente por el desaguadero, podría actuar radicalmente, huir o, mejor dicho, pegar una carrera rauda hacia el futuro, y, mientras tanto, permanecer en el poder, que es su objetivo primario. Y no sería de extrañar que quienes hasta ahora le han sido adversos, sean luego sus más leales servidores, cuando sus cuentas mejoren sustancialmente.
Creo, no obstante, que su recule, posiblemente radical, será sólo pan para hoy y hambre para mañana. Chávez tiene dos opciones. Se adequiza y modera su discurso, emulando a Betancourt, renunciando a sus aspiraciones revolucionarias. O, en cambio, permanece terco en sus ideas anacrónicas y obsoletas, y, más temprano que tarde, termine derrotado e incluso, preso. Así son las cosas, como diría don Oscar Yánez.

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